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En algunos de los parques caninos que hemos visitado nos hemos encontrado con un cartel en el que se informaba de unas obligaciones dentro del parque:
- La obligatoriedad de la recogida de excrementos de tu perro.
- Menores siempre acompañados de un adulto.
- Perros denominados PPP con bozal
Y poco más, pero hay una serie de reglas no escritas y que atienden más al sentido común que a las propias normativas que pudiera establecer el consistorio de una ciudad y que en algunos países ya son tenidas en cuenta.
ENTRE ELLAS PODRÍAMOS DESTACAR:
- No entrar con perras en celo. Una perra en celo puede revolucionar a los demás perros, provocando peligrosas peleas aparte de poder quedarse preñada de forma involuntaria.
- Jamás mantener con correa a un perro dentro de un recinto donde están sueltos. Es más que posible que un perro atado desencadene una pelea o incluso pueda lastimar a otros perros o personas con la correa.
- No llevar a un perro que se va a portar mal o lo va a pasar mal. Si sabemos que nuestro perro no va a saber interactuar de la manera correcta con otros perros o simplemente va a pasar miedo, deberíamos buscar otro contexto donde pasear a nuestro perro o quizás cambiar el horario y estar siempre atentos por si debiéramos marcharnos.
- No entrar perros con collares de púas, estrangulamiento o eléctricos. Aunque vayan sueltos pueden engancharse con otros perros y en el caso de eléctricos, al utilizarlos pueden crear peligrosas asociaciones con otros perros o personas.
- Prohibir la entrada de comida para perros y humanos. La comida puede desencadenar problemas en perros con ansia por la comida. Mucho cuidado también con las golosinas para perros y su uso indiscriminado.
- Que los perros excaven hoyos. No deberíamos dejar que ningún perro haga hoyos en el parque ya que pueden ser causa de lesión para otros perros o personas que los pisen.
- La estancia de perros agresivos. Si tienes un perro agresivo, NO intentes socializarlo en un parque de perros o utilizar los perros de los demás como “sparrings” del tuyo.
- La entrada de juguetes para perros (pelotas, mordedores, palos…). Hay perros que están totalmente rayados con el tema juguetes, perros que se vuelven muy posesivos con ellos y puede ser un desencadenante de peleas o de malos rollos.
ALGUNAS RESTRICCIONES MENOS FRECUENTES QUE NOS PODEMOS ENCONTRAR SON:
- Prohibido meter cachorros menores de 4 o 6 meses. Estamos hablando de parques concurridos o en hora punta. No es por el riesgo de las vacunas, pero sí porque pueden ser objeto de abuso de perros adultos.
- Prohibido fumar y beber en el parque. Por respeto hacia el resto de no fumadores y porque las colillas terminan en el suelo que olisquean constantemente los perros. Una colilla tarda una década en biodegradarse.
- Evitar el ladrido excesivo. Muchos parques están dentro de zonas urbanas y puede ser molesto para los vecinos pero además, puede ser causa de excitación para otros perros que jueguen.
- Prohibir la entrada de bicicletas. Es un parque canino y los perros no montan en bicicleta. Si vas con el niño, deja la bicicleta fuera. Un perro puede hacerse mucho daño al chocar con una bicicleta o si se le cae encima.
- Limitar la entrada a 3 perros por adulto. Porque es muy complicado poderse hacer cargo de más perros en caso de problemas.
- Prohibición de perros pequeños en la misma área de juego que perros grandes. Pueden resultar lastimados ya que para algunos perros, ver correr a un pequeño yorkshire puede ser como ver correr a una ardilla. Normalmente esta disposición es en parques con zonas reservadas por tamaño.
Y LUEGO ESTÁN ALGUNAS COSAS QUE SE REALIZAN CON DEMASIADA FRECUENCIA EN PARQUES Y QUE PODRÍAN ENTRAR EN LA CONSIDERACIÓN DE ERRORES QUE HABITUALMENTE COMETEMOS:
- Montar corrillos para hablar y despreocuparse de los perros. Esto es muy habitual y en ocasiones vemos grupos de personas en un pequeño círculo y los perros muy cerca aunque el parque sea extenso. Hay que supervisar, a lo que se va al parque canino es a sacar al perro no a hacer pandilla.
- El tiempo de permanencia en el parque. No se deberían pasar horas en un parque canino. Un perro tiene de sobra con 30 minutos donde haya podido olfatear, correr, saludar y jugar con algunos perros. Todo el tiempo extra puede originar aburrimiento y “cuando el diablo se aburre…”. No es lo mismo estar en un parque solo con tus perros, que estarlo en presencia de otros 5 perros que no paran de jugar.
- No saber diferenciar lo que es una disputa y lo que no. Hay que tener mucho cuidado de cómo intervenimos en una disputa entre perros. Si hay que separar a los perros lo ideal es hacerlo sin añadir nada más a la situación: sin gritos, gestos, manipulados extra, etc. Se separan y si es necesario, que uno de los dos perros o ambos, abandonen el parque con tranquilidad. Si nos ponemos a reñir a los perros o a dar toquecitos como ya hemos visto en ocasiones tras un suceso así, lo único que lograremos es que las próximas veces que ocurra sea peor y más difícil de solucionarlo.
- Levantar y cargar a un perro pequeño. Entendemos el afán sobreprotector del propietario ante una situación que entrañe peligro para su pequeño perro, pero al levantarlo estás provocando una nueva situación que aún sobreexcitará más a los perros de alrededor que podrían incluso tirarte al suelo y morderte.
- Evitar los perros abusones. Cuidar que en el juego haya cambios de roles. Si tu perro es un abusón insistente, lo mejor es llevárselo del parque o si tu perro está siendo acosado, vete.
- Discutir con otros propietarios. Es posible que el comportamiento de nuestro perro o el de los demás pueda dar lugar a desagradables desencuentros, pero debemos intentar afrontarlos con afán constructivo y conciliador.
- Pasarse todo el rato mirando el móvil. Si estamos pendiente del móvil no lo estaremos del perro ni sabremos qué pasa o por qué pasa.
Artículo cedido por nuestro compañero Antonio, de Calma Dogs
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